Este libro enfatiza el uso de las instituciones extractivas
en detrimento de las instituciones inclusivas, como la principal razón del
fracaso –económico y político- de los países. Esta idea es radicalmente opuesta
a las hipótesis geográfica, cultural y de la ignorancia.
La hipótesis geográfica afirma que la causa de
la desigualdad mundial es el emplazamiento del país. La hipótesis de la cultura
relaciona la prosperidad con la cultura de los habitantes. La hipótesis de la
ignorancia afirma que existe desigualdad porque la gente de un lugar y sus
gobernantes no saben cómo hacer que su país sea rico, la única que para los
autores explica la desigualdad pero solo un poco y no en su totalidad.
Los autores dan pruebas de que estas tres
hipótesis son falsas con ejemplos como el de las dos Coreas, las dos partes de
Alemania antes de la caída del muro o la división de la ciudad de Nogales en
dos, mitad en EEUU y mitad en México. Ya que son lugares situados en el mismo
emplazamiento geográfico, con habitantes con la misma cultura y con el mismo
conocimiento para hacer triunfar o fracasar el país, porque son vecinos y gente
muy similar.
Ellos
son favorables a la hipótesis de las instituciones políticas, la hipótesis de
Acemoglu, esta dice que el triunfo o fracaso de un país depende de si tiene
instituciones extractivas (fracaso) o inclusivas (triunfo). Los autores basan sus
argumentos en explicar el porqué es correcta su hipótesis relativa a que las
instituciones inclusivas triunfan. En este punto, usan el ejemplo de Venecia.
Gracias a una clase media emergente la ciudad-estado de Venecia se convirtió en
uno de los estados más ricos de la Edad Media. Sin embargo, unas pocas familias
se hicieron con el poder potenciando instituciones extractivas para mantenerse
en el poder. En otras palabras, se perpetuaron en el mismo mediante
instituciones no inclusivas (en palabras de Acemoglu y Robinson conviene
enfatizar que las instituciones inclusivas permitían la destrucción creativa) y
a costa de la decadencia política y económica de la ciudad veneciana.
Un
ejemplo sobradamente conocido de instituciones extractivas fue la URSS, que
creció muy rápidamente e incluso se creyó que iba a superar a EEUU. Sin
embargo, la historia nos muestra que este crecimiento fue relativamente
efímero: la extinta Unión Soviética desapareció en 1991.
¿Pueden
las instituciones extractivas llevar al crecimiento económico a medio y largo
plazo? En este sentido, los autores muestran el ejemplo de los Leles y Bushongs
que solo estaban separados por un río. Los autores explican que con este nivel
de pobreza y descentralización las instituciones extractivas si pueden ser
buenas. Veamos el porqué. Los Bushongs se centralizaron y organizaron mediante
instituciones extractivas: con sus beneficios comerciaban y aparentemente todos
vivían mejor aunque hubiese una elite que se enriqueció; al contrario que los
Leles que solo producían para subsistir. No se sabe si los Bushongs hubiesen
seguido bien o si hubiesen fracasado porque en ese momento fueron
“descubiertos” y colonizados.
En
definitiva, los autores están de acuerdo y apoyan la teoría de que los países
triunfan o fracasan dependiendo de si tienen instituciones inclusivas o
extractivas. No ven viables otras hipótesis como la geográfica, la cultural y
la de la ignorancia son falsas. En mi opinión las instituciones son muy
importantes en el desarrollo de la historia y que las instituciones que se
usaron en EEUU y México, por ejemplo, cuando fueron colonizados son grandes
responsables sobre cómo están esos países actualmente. No obstante, la geografía, la cultura o la ignorancia
también tienen mucho que ver. Por ejemplo, con el clima de algunas geografías
es más difícil que prolifere el cultivo. La cultura o ignorancia de los
dirigente o los ciudadanos pueden causar
el fracaso o el triunfo del país.